lunes, 5 de abril de 2010

Reflejos reales

Quizá os haya pasado en alguna ocasión.

Quizá alguna vez caminando por la calle os pareció ver entre el tumulto de la gente a una persona a la que amasteis hace mucho tiempo. Apenas fue un instante, un breve destello de luz, lo suficiente como para dejar una quemadura en la retina y en el alma.

Quizá os ha pasado, que ese instante, esos breves minutos fueron el tiempo suficiente como para dejarte paralizado en mitad de la acera, sintiéndote a contracorriente de todo y sin saber muy bien qué hacer o qué decir. Acto seguido se te llena la cabeza de recuerdos. Todos vienen a ti; buenos y malos; sonríes y entristeces.



Reflejos de un viernes santo (Priego de Córdoba)


Quizá alguna vez habéis tenido esa sensación de desconcierto y turbación, porque esa es la cuestión que ni siquiera estás seguro de que se trate de esa persona; primero porque ha sido un breve instante y segundo como digo porque ha pasado tanto tiempo desde la última vez que os vistéis que tal vez haya cambiado. , todos hemos cambiado en este tiempo y tú también aunque a veces te niegues a reconocerlo.


Quizá os haya pasado que incluso aunque recelosos y desconfiados de aquel momento, el corazón se os ha acelerado y por eso te has quedado allí en mitad de la acera, pensando y dudando si es lo que crees haber visto o si es que uno confunde la realidad con el deseo.


Quizá alguna vez habéis sentido incluso ganas de que ocurriera algo así y el deseo hace que inventemos a esa persona entre la gente: desapareciendo y apareciendo, apareciendo y desapareciendo. Y no es porque quedará algo urgente por decir o algo pendiente, probablemente no sea eso, quizá solo sea un deseo inconsciente y uno sólo quiere encontrarse con esa persona para decirle cualquier tontería, para poder recuperar un pequeño retal, un insignificante fragmento de aquellos tiempos en los que éramos eternos e invulnerables.


Quizá solo para decir; ¿qué ha sido de ti en todo este tiempo?; ¿qué fue de nosotros?; ¿qué ha sido de mí?


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