lunes, 25 de noviembre de 2013

Life

Son muchos mis escritos sobre la felicidad, sobre ese invento que adorna nuestras vidas, que a veces viene y va, que a veces no encontramos y otras, no sabemos verlo aunque lo tengamos delante, aunque lo puedan ver todos los seres que nos rodean, nosotros nos empeñamos en buscar, en anhelar, en querer más. ¿Por qué? Porque la felicidad es ahora, es aquí pero quizá no sea mañana. Y por eso, no sabemos hallarla y muchos menos, valorarla. 

A veces el destino nos sorprende, se lleva de nuestro lado a seres que de una u otra manera formaban una parte importante de nuestras vidas y nos acontece la terrible putada de dejarnos sin palabras. Buscar una razón lógica a las sinrazones de la vida es bien difícil, más bien imposible. 

Es justo en los momentos oscuros cuando te das cuenta que hay que buscar la luz, que hay que disfrutar una vez más de tus sueños e ilusiones porque de repente un día, la muerte nos sorprende. Y no, no me gusta escribir sobre la muerte pero; ¿acaso es malo hacer una lista de "cosas que hacer antes de morir"?

Quizá sea más fácil que todo eso, quizá no haya ni que elaborarla, quizá tan solo debamos actuar, actuar sin pensar pero con cabeza, actuar sintiendo, actuar viviendo, actuar llorando, actuar disfrutando, actuar. Para lo bueno y para lo malo.¿Por qué?  Porque la vida es efímera, porque se nos agota el tiempo.



domingo, 17 de noviembre de 2013

Cuento de domingo

Vivían un amor imposible, de aquellos de cuentos de hadas, una historia del pasado y del presente, una historia dónde los personajes se citan a escondidas en medio de bosques encantados.

Vivían un amor imposible, invadido por madrastras despiadadas y víboras hechiceras, de las de ayer y hoy, de esas que acaparan la parte maligna de la historia conspirando contra el más hermoso de los sentimientos, el más hermoso y temido a la vez.

Vivían un amor imposible, de esos tan intensos que en ocasiones eran incapaces de poder discernir entre lo real e imaginario. Un amor lleno de lujuría y a la vez de ternura, lleno de arrebatos y deseos, lleno de cariño y requiebros.


Ella, siempre planeaba los encuentros en aquel frondoso lugar, justo en la cima de su fortaleza. Sentía predilección por sentarse cerca de la pequeña cascada y esconderse tras el penúltimo árbol mientras lo esperaba puntual con la mejor de sus sonrisas.

Él, llegaba a la hora acordada pero siempre con miedo tras su recorrido, con incertidumbre, mirando alrededor de cada pisada, inspeccionando cada movimiento pero aprovechando cada ángulo para vislumbrar la más bella sonrisa que lo esperaba y que años atrás lo había cautivado.

Vivían un amor imposible, pleno de momentos fugaces, un amor de ahora o nunca, un amor acompañado de mariposas en el estómago y de besos al atardecer pero sobre todo un amor de entrega, un amor de todo o nada.

Y eso precisamente fue lo que ocurrió.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Días de lluvia

La lluvia no había cesado durante dos días, se había convertido en su cómplice más fiel, en la guarida de sus secretos.

A pesar del agua que caía a raudales, ambos seguían teniendo una sed mutúa. Sed de sus besos, de su piel, de sus manos, aquellas manos que tan solo con un roce la hacían estremecer y sentir ese escalofrío que sólo él podía causarle.

Habitaba un mágico silencio. Silencio exterior que se rompía con el ruido de la lluvia que golpeaba sobre la vieja ventana de acero. Silencio interior que se desquebraja con sollozos de placer que aceleraban su corazones y los hacían vibrar.



Paisaje Almedinilla...desde mi coche.
Continuaba la lluvia y con ello las ganas de amarse. El frío la abrazaba y la partía en dos pero allí estaba él. Le gustaba sentir el recorrido de sus dedos bajando por su espalda, paseando por su cara y enredándose en su pelo.

Habitaba un mágico silencio. Para nada era necesario hablar. Solo importaba seguir sintiendo ese seductor frío y ese fascinante calor que los obligaba a no separarse. Era en ese mágico silencio cuando cada beso, cada caricia se convertía en un puro sentimiento desnudo.

martes, 5 de noviembre de 2013

Travelers

Al igual que dos viajeros de diferentes trenes, con billete de ida pero no de vuelta. Como aquellos que quedan a mitad de camino, con ganas de encontrarse a ciegas y disfrutar de su propio espacio juntos, hecho a su medida. Exactamente igual que aquellos viajeros que nada más acomodarse caen rendidos y sueñan, e imaginan. Un sueño tan real dónde ella quería imaginarse con él pero no podía, no sabía. Para sus adentros esperaba un nuevo cruce de caminos; visitar restos de aquellos días pasados, retazos, papeles mojados que la lluvia se llevó.

Destino: felicidad/ Estación de Córdoba

Al igual que dos viajeros de diferentes trenes, aquellos que quizá se intentan saludar y el gesto solamente queda intuido, amagado e incluso relegado a un segundo plano. Como caminos que se cruzan y desvíos a los que tienes que hacer frente: elegir. Porque de ese desvío y de tu elección depende tu felicidad o quizá no, quién sabe; al fin y al cabo, ¿Alguien sabe qué es la felicidad? ¿Cuánto pesa? ¿Quién tiene el índice establecido para saber que nos encontramos en dicho estado? La felicidad, ese término tan abstracto y tan efímero que ni siquiera te paras a pensar en el momento en qué eres feliz porque siendo tan fugaz, quizá cuando te hayas parado a meditarlo algo ha sucedido que te impide alcanzar lo que antes, a ti, te hacía feliz.

Al igual que dos viajeros de idénticos trenes, sin embargo, viajeros que deciden separarse de vagón, aquellos que determinan bajar en diferentes destinos puesto que saben, o tal vez intuyen, que la felicidad es interior, no exterior; y que por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Reabriendo

Huele un poco a cerrado, lo sé. Después de 33 meses de ausencia una se pregunta cómo puede volver a escribir en esta, su casa blogguera. No es que haya estado tanto tiempo sin escribir, es que me alejé y me guardé los retazos que iban saliendo en ese lugar secreto de mi escritorio. Me alejé de aquí, y de allí. Lo sabemos. Lo sé. En ocasiones necesitas dejar todo a un lado y dedicarte a ti misma, curarte de lo que sea necesario y luego, si lo precisas, volver. Volver con más fuerza, con más ganas, con más sueños y sonrisas.

Sí, ahora vuelvo con sonrisas. Y es justo con un texto que escribí hace días en otra red social con el que quiero volver aquí pues es un reflejo de lo que soy y de lo que quiero ser. Y porque aunque haya días que llore, sé levantarme y buscar un motivo para sonreír.

El texto decía algo así:

Dicen que la cara es el espejo del alma y la sonrisa, en consecuencia, es el reflejo de nuestras emociones. Yo lo que digo es que no puedo entender cómo hay gente a la que le molesta verte reír, sonreír, soltar una carcajada y esto no lo entiendo por dos razones: si no son tus amigos, les debería resultar indiferente lo que hicieras con tu vida o con tus muecas y si son tus amigos, deberían alegrarse por verte feliz, radiante, ¿estoy en lo cierto o desvarío?

Supongo que este hecho, denota una vez más el egoísmo del ser humano, la poca empatía que podemos sentir por aquellas personas que en lugar de llorar penas (seguro las tienen), quieren mostrarle una sonrisa al mundo porque sí, porque les place. Si bien, esto denota como iba diciendo, que si te molesta la risa de otros, te molesta su felicidad, y si te molesta su felicidad es porque no es parte de la tuya, y de ahí la amargura.

No, yo no vivo en los mundos de Yupi y nunca he vivido. Quizá por eso, por lo que he visto, vivido u llorado, ahora sonrío y me encanta. Le pese a quién le pese 

Por eso, y como hoy es el día mundial de la sonrisa, escribo sobre este tema y me pongo a mí misma (ególatra para quien quiera verlo así), dedicando estas dos sonrisas a la gente que me quiere y a la gente que me hace sonreír día a día. Gracias a los dos causantes que me provocaron las carcajadas de estas fotografías y en general a todos los que sabéis valorar y provocar una sonrisa.

“Sonríe cuando estés triste porque más vale una triste sonrisa que la tristeza de no volver a sonreír”.


Risas para el recuerdo.
Huele un poco a cerrado, lo sé. Habrá que empezar a airearlo. Convertiré este blog en mi pozo de reflexiones y pensamientos dispersos, en aquello que no tiene cabida en otra red pero que sin embargo, si quiero sacarlo fuera. Convertiré este blog en aquellos relatos de amor, ilusión, sueños y melancolía que una simple foto me puede transmitir. Convertiré este blog en lo que yo quiero que sea.


Risas para el recuerdo.














Si gustas, si quieres, te invito a quedarte.

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