martes, 13 de febrero de 2018

Sumisión.

Según la RAE la palabra sumisión procede del lat. submissio, -ōnis. Y viene a significar lo siguiente:

1. f. Sometimiento de alguien a otra u otras personas.
2. f. Sometimiento del juicio de alguien al de otra persona.
3. f. Acatamiento, subordinación manifiesta con palabras o acciones.

Películas como “50 sombras de Grey” han hecho mucho daño a la palabra sumisión. Desde hace unos años, ser sumiso está de moda. Dejar que tu pareja o el chico que te pone, te azote, te someta, te torture o practique la asfixiofilia contigo, es lo más. De hecho, no eres nadie si no has visto esa (ya) trilogía y mucho menos eres nadie si no pones en práctica algunos de sus “consejitos” sexuales (como si tuviésemos que darle las gracias al señor Grey porque anteriormente a él, el sexo duro y el sadismo no existían…). Pues bien, yo no voy a entrar en esos sometimientos de índole sexual (no por pudor, claro está), puesto que creo que allá cada uno con lo que haga en su vida sexual. Nadie debería enjuiciar ese tema o discrepar sobre si el BDSM está bien o mal. ¿Acaso tenemos claros esos dos conceptos? El bien y el mal… este es otro tema que sin duda, algún día trataré.

Centrándome... hace tiempo quería escribir sobre algo que me irrita por dentro. Me apena ver cómo en los últimos tiempos estoy rodeada de sumisión. Y para mí, la palabra sumisión en cualquiera de sus connotaciones es negativa. ¿Por qué? Porque no importa el placer que te produzca, es negativo el hecho de sentirte reprimido, dominado, doblegado, avasallado. Ésta, es una sumisión que me asquea, me provoca arcadas y repugnancia. ¿Somos sumisos y acatamos órdenes sin más? ¿No tenemos capacidad de decidir? A veces creo, que nos han implantado un “chip” y que nuestro cerebro solo entiende órdenes y no razones.

Esta sumisión (esclavitud) imperante es realmente desoladora. Y sé que ha existido siempre pero también creo que las cosas deben cambiar a mejor y no ir para atrás. La guerra de Secesión, supuso la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, si bien, creo que muchas personas tienen un gen esclavo, ese gen que comparado a un igual se manifiesta en forma de monosílabo “sí”. Sí, a todo. Da igual lo que sea. Lo importante es decir “sí” y cuanto antes mejor. Sí, sí, sí. 

Desde el siglo XIX se ha venido luchando mucho por conseguir mejoras en el terreno laboral, el movimiento obrero, la creación de los sindicatos y la defensa de unas condiciones mínimas en las que apoyarse y que te dignifiquen como persona. Pero es más, se sigue luchando en pleno siglo XXI por obtener principios básicos como el derecho a tener un contrato laboral o el derecho a poder ser madre sin que te despidan de tu trabajo. Si nos conformamos con no tener nada de esto, si nos conformamos con que se haga de nosotros lo que quieran, si nos conformamos con el solo hecho de que decidan por nosotros, si decimos sí, sí y sí… es volver a deshacer todo lo construido, es sentir  una pena intrínseca por mentes jóvenes que viven ancladas en el miedo de años atrás, que viven felices con su sometimiento y que le sonríen cada día. 

¿Estamos locos?¿Cuándo hemos dejado de decidir como personas?

Creo que en los casos más dramáticos se ha llegado a perder la identidad y que vamos “un paso para delante y dos para atrás”. O quizá sea yo que desde hace unos meses todo lo veo diferente.

¿Tan importante es un trabajo como para perder tus principios?
¿Tan importante es quedar bien con todos los que te rodean como para perder tu integridad?
¿Tan importante es sonreír sin tener ganas de hacerlo?
¿Tan importante es esa obediencia como para no tener vida?

Pues sí, tal vez para algunas personas sea importante. Tal vez tú que estás leyendo esta parrafada no entiendas nada. Quizá eres un sumiso o sometido. O puede ser que seas un dirigente o amo.

Para mí, en cualquier caso, eres persona. Algo tan básico que no se debería perder. Si quieres ser sumiso, respeta. Si quieres ser amo, respeta. Defiende la amistad, el compañerismo, la igualdad, la empatía.

Solo a partir de entonces entenderé tu sumisión.

Obligatorio... ¿sí? ¿o no?



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