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sábado, 27 de febrero de 2010

Amor vs Deseo




Se encontraron por casualidad una tarde de verano. ¿Premeditación del destino o pura casualidad?
Desde el primer instante conectaron, horas – que parecían minutos – hablando, risas, complicidad. Ninguno de los dos podía creerse lo que estaba pasando. Descubrieron lo que era hablar sin la necesidad de utilizar vocablos.

Una noche él le preguntó “¿Dónde has estado todo este tiempo?” Alimentándola de ilusiones, una chica que por aquel entonces empezaba a creer en el amor verdadero, pues del método empírico era defensora.

Pasaron los días, los encuentros se acentuaron y el deseo creció exponencialmente. Ambos sabían lo que quería el otro porque saltaron la barrera que ocultaba los secretos. ¿Acaso era malo sentir todo aquello? ¿Era malo sentir esa pasión descontrolada? Destaparon lentamente el lazo del regalo: excitación desbordante, un mágico sentir que extrapolaba todo lo vivido hasta aquel momento. No les importaba nada, no les importaba el mundo. Su mundo se ceñía a dos nombres que formaban un solo ser, en un pequeño habitáculo en el que se juraban amor eterno, hasta el amanecer. Existían unas inmensas ganas por descubrirse el uno al otro, por dejarse llevar, por recorrer sus cuerpos con todo tipo de besos y caricias y enredar sus cuerpos para así poder saciar toda esa locura que ambos contenían.

El tiempo transcurrió rápido y los dos parecían estar viviendo en una nube. Por ello, flotaban y reían, pasaban minutos, horas, días hablando, confesándose secretos, haciendo planes de futuro y obviando el presente tan cercano y fatídico que estaba por llegar, aunque ellos se peleaban y se reconciliaban porque cualquier discusión era superada por el deseo de ambos.

¿Siempre sería así, podría más el deseo que el amor o viceversa?

El final era inminente puesto que “amor y deseo son dos cosas distintas ya que no todo lo que .se ama, se desea, ni todo lo que se desea se ama”.

Lo peor sin duda no es que sean cosas diferentes sino que la caída de la nube, el desplome de sus ilusiones, de sus fantasías y en definitiva de sus sueños se lo llevaría solamente una de las dos partes implicadas y con ello también se esfumaría el deseo de volver a amar.


1 comentario:

  1. me encantan los escasos momentos en que el amor y el deseo se hacen uno

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