miércoles, 8 de septiembre de 2010

Hace tiempo

Hace tiempo que me cuesta escribir, hace tiempo que intento narrar y plasmar todo lo que siento, sin embargo, no me salen más de dos renglones seguidos. Quizá sea la apatía que me invade, la dejadez, o simplemente el vacío interior. Es jodido sentirse así, es realmente jodido sentir que todo te da igual. Tu gente de alrededor, lo que antes eran tus hobbies y aficiones, tu vida laboral, y hasta tú mismo. Es un vacío difícil de explicar y supongo que para quién no lo haya sentido también será difícil de entender. De todas formas no escribo para que nadie me entienda, no pido ayuda ni tampoco consuelo, simplemente escribo al vacío, a otro vacío, al del blog. Porque sí, porque hay algo que me dice: “Inténtalo de nuevo, tal vez hoy puedas hacerlo”.

Estación de Málaga

Y créanme que lo necesito. El arte de escribir como simple afición puede dar muchos placeres a la vez que muchos disgustos pero al mismo tiempo sirve como terapia y sin duda sale mucho más barato que ir al psicólogo , lo que se agradece bastante. Además como digo, puedes tener resultados bastante positivos. Al menos mientras estas líneas están saliendo, la botella de vino albariño que tengo justo a mi lado va mermando (todo será más fácil, continúa) y la intensa lluvia que está cayendo ahí fuera se ha colado por mi ventana, ha penetrado en mi rostro y resbala de manera caudalosa por mis mejillas. Si sigo bebiendo y la lluvia sigue aumentando tal vez tenga que dejar de escribir o tal vez salgan las palabras a oscuras, sin ser revisadas porque mis ojos rojos, hinchados y deshidratados apenas me permiten seguir viendo el presente teclado del ordenador.

¿Es raro, verdad? (Bebe un poco más, viajarás a ese lugar al que tanto te cuesta llegar). Es raro que no me salgan las palabras porque además siempre he escuchado decir que los mejores escritos siempre salen cuando uno está triste, bajo de ánimo, y realmente vacío. Aunque claro, supongo que eso se dará en el caso de los escritores y compositores puesto que al igual ocurre con las canciones. Si os fijáis la mayoría de las canciones suelen hablar de desamor; ¿por qué? Pues sencillamente porque cuando uno está enamorado y felizmente acompañado no pierde su tiempo (por así decirlo) en escribir letras bonitas ni en cantarle a su enamorado. Simplemente vives el momento porque ya se sabe, todo tiene un fin así que mejor vivir el presente y cuando llegue el futuro ponerte a escribir porque total no habrá futuro muy lejano con esa persona de la que estés enamorado, por muchos planes que hagas o porque mucho que te ilusiones si algo he aprendido es que todo, como digo, TODO tiene un fin. Es por eso que normalmente salen los mejores escritos y más sinceros cuando uno está afligido de la misma manera que se le canta al desamor, a los amores imposibles y a los no correspondidos.

Estos últimos amores son muy importantes, quizá los más. Y al mismo tiempo son los que más pena causan a la gente, los que más películas han generado y más libros han encauzado en tema central. Y es que la mayoría de las historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero, ¿qué pasa con los otros amores?; ¿qué pasa con las historias de amor no correspondido?

Para algunas personas, de forma inexplicable, el amor se apaga. Para otras, el amor sencillamente se va. Si bien es cierto, que el amor también puede encontrarse aunque solo sea por una noche.

Sin embargo, existe otra clase de amor, el más cruel y doloroso, aquel que prácticamente mata a sus víctimas. Me refiero al amor no correspondido y si alguno de vosotros nunca lo habéis experimentado no sabéis lo dichosos que sois. Es ese amor no recíproco, es querer y no poder aunque lo desees con todas tus fuerzas, es una sensación de insatisfacción permanente y continua tortura. Es la historia por tanto de aquellas personas que se enamoran solas, siendo víctimas de una aventura unilateral. Convirtiéndose de una manera u otra en seres no queridos porque aunque tengan cariño a su alrededor nunca tendrán el de aquella persona que desean con tanto ímpetu y es entonces cuando suele darse el siguiente interrogante:

¿Qué se puede hacer si la persona que te hace llorar es la única capaz de consolarte?

Amigos, ahora mismo no tengo la respuesta pero al menos aún me queda para otra copa de vino, puede que la última. (Sigue, no pares, hoy has podido escribir más de 804 palabras). Quizá cuando terminé la botella tenga esa respuesta y quizá también dentro de poco cesa la lluvia que desde hace días se ha quedado a vivir en mí, en mi casa, en mi guarida.

Ojalá amigos, ojalá algún día encuentra esa respuesta.

Prometo contároslo.

1 comentario:

  1. Bukowsky era incapaz de escribir si no estaba borracho perdido... aquí que quién sabe jeje.

    Qué te puedo decir que no sepas ya o que no hayas dicho tú aquí.

    Que la vida sigue y que todo pasa. El truco tal vez sea no ilusionarse demasiado.

    Besos.

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