Dicen que al final de un año hay que hacer inventario. Durante muchos años lo hice, llámese inventario, balance, o cualquier otro sinónimo. Para mí, ahora es el momento de hacer inventario. Ahora que se termina una etapa, un ciclo, ahora que se acerca un cambio en mi vida.
Inventario de personas, de miradas, de caras, de momentos, de risas, de llantos. Inventario sin duda de experiencias maravillosas. Caras comunes, miradas cómplices, ojos que expresan. Caras bonitas, miradas que se cruzan, ojos que gritan. Caras amables, miradas diabólicas, ojos que desprenden fuego, odio. Amistad. Competencia. Lealtad. Compañerismo. Generosidad. Maldad. Envidia. Simpatía. Sinceridad. Apoyo. Mentiras. Empatía. Pardas, mis pardas. Consejos. Charlas a la salida. Cafés. Rumores. Cervezas. Confidencias. Compartir. Vivir.
En lo personal ha sido precioso y en lo profesional ha sido un año maravilloso, por eso, a pesar de que ahora diga "adiós" al trabajo, doy gracias por todo lo que me ha traído, por todo lo que he aprendido. Final de una etapa, sí, pero me quedo con lo bueno, con las PERSONAS. El dinero mueve montañas. El dinero es necesario pero las experiencias, los amigos, los buen@s amig@s que me llevo de este año, de este trabajo, sin duda quedarán para siempre. Trabajar con vosotros ha sido maravilloso. He crecido como persona, he aprendido día a día y he conocido a personas que sin duda, valen, valéis oro :)
Con eso me quedo. Un contrato puede terminar, sí. Un contrato puede joderte la manera de empezar un año pero un contrato pudo crear lazos y espero que eso, siga creado.
¡Os quiero!