Como humo gris e intoxicado
te saboreo sin prisa, jugueteando, aplacando mis ganas, anhelando encontrar ese aroma adictivo diario.
Me engancho a la droga de tus besos,
te descubro,
te huelo,
te indago,
te miro,
te saboreo.
Me engancho a la droga de tus besos,
te descubro,
te huelo,
te indago,
te miro,
te saboreo.
Y sigo aspirando lentamente este dulce veneno, quizás porque sé lo que de él puedo esperar, quizá porque sé que sin ellos no quiero estar.
Como humo gris e intoxicado busco y encuentro ese beso, y así, de repente, consigo toparme con el sabor de tu risa en mis labios, sintiendo la mejor de las condenas, sintiendo desaparecer en ellos.
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