viernes, 5 de diciembre de 2014

Memories

Ella no solía recordar los sueños, de alguna manera se había acostumbrado a no poder contar a los demás sus bonitos deseos o tortuosas pesadillas. Sabía que había tenido un mal sueño porque se despertaba de madrugada y algo la inquietaba, algo que no la dejaba seguir durmiendo plácidamente. ¿Príncipes azules o principitos que se convertían en ranas? Aquella mañana, sin embargo, algo cambió. Pasó de vivir en la oscuridad a conocer la luz, sin ni siquiera pedirlo, sin esperarlo.

Muñecas sepia (2)
Algo había cambiado dentro de ella y a partir de ese día, no le hizo falta recordar sus horas de somnolencia porque pudo sentir que la vida no era eso que hasta entonces había imaginado sino que la vida es caer y levantarse, y volverse a caer y volver a levantarse; que la vida es alegrarte los viernes y fastidiarte los lunes; es reír y llorar, es abrazarte a quien merezca tus abrazos, porque en definitiva, la vida es eso: soledad y compañía: buscada e involuntaria, anhelada o desdeñada; ¿qué más da? 

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