Sentados uno enfrente
del otro, envueltos en una áurea nube, construían frases sin sentido. Perdida
en sus ojos y en las señales de sus labios sentía una excitación magnética que
la reducía cada noche a una cautividad lasciva, reflejada en la efervescencia
lumínica de su ventana. Su deseo ferviente de continuar ese trayecto la llevó a
extender su mano. Él la cogió al vuelo, la apretó firmemente contra sí pero
ella no contó con aquel maldito escalón que la hizo volver al presente más intempestivo,
esa gran sacudida hípnica que la sobrellevó de manera forzosa a su devenir más temido
y rutinario.
En busca de la felicidad
Hace 6 años
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