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domingo, 3 de noviembre de 2013

Reabriendo

Huele un poco a cerrado, lo sé. Después de 33 meses de ausencia una se pregunta cómo puede volver a escribir en esta, su casa blogguera. No es que haya estado tanto tiempo sin escribir, es que me alejé y me guardé los retazos que iban saliendo en ese lugar secreto de mi escritorio. Me alejé de aquí, y de allí. Lo sabemos. Lo sé. En ocasiones necesitas dejar todo a un lado y dedicarte a ti misma, curarte de lo que sea necesario y luego, si lo precisas, volver. Volver con más fuerza, con más ganas, con más sueños y sonrisas.

Sí, ahora vuelvo con sonrisas. Y es justo con un texto que escribí hace días en otra red social con el que quiero volver aquí pues es un reflejo de lo que soy y de lo que quiero ser. Y porque aunque haya días que llore, sé levantarme y buscar un motivo para sonreír.

El texto decía algo así:

Dicen que la cara es el espejo del alma y la sonrisa, en consecuencia, es el reflejo de nuestras emociones. Yo lo que digo es que no puedo entender cómo hay gente a la que le molesta verte reír, sonreír, soltar una carcajada y esto no lo entiendo por dos razones: si no son tus amigos, les debería resultar indiferente lo que hicieras con tu vida o con tus muecas y si son tus amigos, deberían alegrarse por verte feliz, radiante, ¿estoy en lo cierto o desvarío?

Supongo que este hecho, denota una vez más el egoísmo del ser humano, la poca empatía que podemos sentir por aquellas personas que en lugar de llorar penas (seguro las tienen), quieren mostrarle una sonrisa al mundo porque sí, porque les place. Si bien, esto denota como iba diciendo, que si te molesta la risa de otros, te molesta su felicidad, y si te molesta su felicidad es porque no es parte de la tuya, y de ahí la amargura.

No, yo no vivo en los mundos de Yupi y nunca he vivido. Quizá por eso, por lo que he visto, vivido u llorado, ahora sonrío y me encanta. Le pese a quién le pese 

Por eso, y como hoy es el día mundial de la sonrisa, escribo sobre este tema y me pongo a mí misma (ególatra para quien quiera verlo así), dedicando estas dos sonrisas a la gente que me quiere y a la gente que me hace sonreír día a día. Gracias a los dos causantes que me provocaron las carcajadas de estas fotografías y en general a todos los que sabéis valorar y provocar una sonrisa.

“Sonríe cuando estés triste porque más vale una triste sonrisa que la tristeza de no volver a sonreír”.


Risas para el recuerdo.
Huele un poco a cerrado, lo sé. Habrá que empezar a airearlo. Convertiré este blog en mi pozo de reflexiones y pensamientos dispersos, en aquello que no tiene cabida en otra red pero que sin embargo, si quiero sacarlo fuera. Convertiré este blog en aquellos relatos de amor, ilusión, sueños y melancolía que una simple foto me puede transmitir. Convertiré este blog en lo que yo quiero que sea.


Risas para el recuerdo.














Si gustas, si quieres, te invito a quedarte.

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